Aqui estoy de nuevo en Santiago, con un frío invierno que creì haber dejado atràs despuès de una rica estancia en mi hogar, en el caluroso desierto de Atacama. Pero volvì, y como todos en el seminario, con una peculiar sonrisa en el rostro: esas caras que hace un mes atràs denotaban el màs grande de los cansancios hoy deambulan alegres por los pasillos de este reality como muchos lo hemos denominado.
Y hemos empezado con todo, ya para la otra semana tengo dos informes que entregar, unas traducciones que hacer, ayudar con la confecciòn de la revista misionera, además de seguir leyendo una selecciòn de cuentos para adolescentes que descubrì en mi casa (yo, toda una adolescente).
Y me he dado cuenta, ahora que estoy sola en una habitanciòn, que la soledad me inspira.,,, los pensamientos rapidamente llenan mi mente y van surgiendo como en una carrera sin parada, sin detenciòn. A veces, tengo que reñirlos, porque me inundan sin permiso, como si se tratara de una fuente que no deja de fluir.
A pesar de lo anterior, debo confesar que me gusta explorar hasta donde llegan.... hasta donde son capaces de llegar, pero el mea culpa es que me han sorprendido, y pueden ser ellos el motivo de mi singular mueca bucal :)
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