Este domingo clausuramos el mes de la Biblia en la iglesia. El desafío era que los niños se aprendieran versículos bíblicos y fue un éxito. Sin embargo, mientras estaba dirigiendo dicha parte del culto, pensaba en cada una de las enseñanzas y ayuda que me ha brindado y como, cada una de sus páginas e historias, me hace rememorar partes de mi propia vida...
... por ejemplo recordar a mi madre enseñadome el salmo 100 todas las noches, vez tras vez hasta que me lo apredí y como mi padre y mi madre se alegraron de mi logro.
O aquellos desafios que me daban las Auxiliares de Niñas y sus famosos "pasos", con una lista impresionante de texto que aprender, que han repercutido hasta hoy...
El paso por la universidad y la lectura de Eclesiastes, hasta darme cuenta que la filosofía nació desde Dios para el hombre...
La época de romanticismo idilico y noches enteras de Cantar de los Cantares: "El TieMpO de La CanCión Ha LLeGado y otRos"...
El Salmo 18, mil veces repetido, suplicado y llorado; en noches de dudas y decisiones... tantas noches...
Sin sombra de duda, la Biblia ha sido y es, el libro de cabecera.
He tenido la dicha de repasar mis pupilas en las más variadas páginas llenas de letras que forman palabras deseadas, pero EL LIBRO ha hecho que mi vida sea repasa cada día por el aliento de Dios... cada día... siempre....
